En los últimos años los videojuegos han ganado popularidad y acumulan millones de jugadores en todo el mundo. Pero este hobby para muchos, no es solo un medio de diversión. También aportan diferentes beneficios a nivel personal y social, más allá del entretenimiento.
Las historias, personajes y situaciones que nos plantean algunos videojuegos trasladan una serie de valores que se pueden ver reflejados en nuestra vida y forma de socializar. A continuación veremos algunos de los principales valores que podemos aprender a los mandos de un videojuego.
Sociabilidad
La sociabilidad es sin duda uno de los valores que más se repiten en el mundo de los videojuegos. Muchas historias, como por ejemplo la de Pokémon o Kingdom Hearts, nos enseñan lo importante que son los amigos de verdad, el apoyo mutuo y la solidaridad. De alguna forma, los jugadores también sienten esa cercanía y apego a los personajes de sus juegos favoritos.
Gestión Emocional
Los videojuegos también permiten aprender a gestionar emociones y sentirnos acompañados entre otros usuarios aunque en algunos casos estemos conectados de forma virtual. Un claro ejemplo es el videojuego Kind Words, un juego indie que combate la ansiedad y miedos con cartas anónimas online.
Esta herramienta también es útil como terapia y rehabilitación en el ámbito de la salud mental. Algunos videojuegos, sobre todo utilizando las últimas tecnologías que caracterizan actualmente el sector como la Realidad Virtual, ayudan a tratar trastornos de todo tipo. Se usan aplicaciones enfocadas al trastorno de estrés postraumático o trastornos del espectro autista. Por ejemplo The Secret Trail of Moon, una serie de minijuegos que se centran en una de las habilidades cognitivas que se ven trastocadas con el TDAH.
Responsabilidad
Por otro lado, ciertos videojuegos nos enseñan que, de cierta forma, todos tenemos la libertad de tomar nuestras propias decisiones y decidir nuestro destino, incluso aunque otras personas nos digan lo contrario. Un ejemplo perfecto es “Life is Strange: True Colors” ya que permite que los jugadores elijan su propia aventura.
Sin embargo, este mismo juego, al igual que otros, nos enseñan que cada una de las decisiones que tomamos tienen sus consecuencias, al igual que sucede en la vida real. Esto nos permite aprender el valor de la responsabilidad, y que sea cual sea la decisión tomada, lo correcto es responsabilizarse y seguir adelante, incluso en las peores situaciones.
Cooperación y trabajo en equipo
Trabajar en equipo, respetar las opiniones de los demás, saber escuchar o repartir las tareas valorando las habilidades de cada persona son valores muy importantes en la vida real. Pero también lo son en los videojuegos, sobre todo cuando hablamos de juegos multijugador, donde para ganar y divertirse es imprescindible cooperar.
Juegos como League of Legends o Counter Strike muestran lo relevante que es trabajar en equipo, comunicarse eficientemente y llegar a acuerdos sobre las estrategias a seguir. Jugar de manera egoísta en este tipo de juegos suele abocar a la derrota. Todo ello nos enseña valores muy importantes que pueden trasladarse al trabajo, a los estudios o incluso a la vida familiar del día a día.
Diversidad, inclusión e igualdad
En los últimos años son muchos los videojuegos que están tratando temas como la igualdad, la diversidad sexual y la inclusión. Juegos como Celeste o The Last of Us son videojuegos que tienen protagonistas LGTBI+ y que a lo largo de su historia permiten ponernos en su piel y vivir experiencias que nos acercan a este colectivo.
Muchos otros juegos tratan temas tan importantes como el racismo, la sexualidad, culturas, religiones, etnias, etc. Los jugadores pueden aprender muchas cosas sobre ello y replantearse si su postura es la más correcta, pudiendo llegar a tener un impacto real en sus vidas.
Competitividad Sana
Ganar o perder son dos polos opuestos muy presentes en los videojuegos. Los videojuegos nos permiten experimentar con ambas situaciones y digerir ambos sentimientos, algo que resulta realmente útil sobre todo en edades tempranas.
Videojuegos tan competitivos como FIFA o Rocket League ofrecen infinidad de oportunidades para aprender a perder, sabiendo que tan solo es un paso más hacia la victoria. Pero también aprender a ganar, respetando al rival y tratando de no caer en el exceso de autoconfianza. Y por supuesto, también nos enseñan a divertirnos y disfrutar del camino.
Empatía
A pesar de que en un videojuego todo es posible y casi nada tiene consecuencias reales más allá de la pantalla, esto no significa que todo vale. La mayoría de los videojuegos tienen un gran sentido de la ética, haciendo que nos planteemos debates morales y cómo de correctas son algunas acciones.
Un estudio publicado por la National Literacy Trust señala que un 65% de los jugadores asegura que se ha vuelto más empático y que los juegos los ayuda a ponerse en la piel del otro de una forma profunda.
Por ejemplo, en A Dusks Falls, un videojuego narrativo e interactivo, nos plantean constantemente dilemas sobre los que debemos reflexionar rápidamente. De la misma forma, en ocasiones los personajes de videojuegos también tienden a sentirse culpables por sus acciones, haciéndonos que empaticemos con ellos.
Constancia y superación
Pero si hay algo que nos enseñan los videojuegos es que, incluso en situaciones que todo parece ir mal y que no hay ninguna salida posible, nunca debemos rendirnos. Y esto es algo que queda implícito de dos formas. La primera es mediante la propia narrativa de un videojuego, la cual a través de la historia, nos va mostrando cómo el personaje puede salir de todas las situaciones que le van apareciendo.
Por otro lado, el propio jugador siente en sus manos como parece imposible ganar a cierto enemigo o hacer ese salto casi imposible. Sin embargo, tan solo es una cuestión de paciencia, repetir e intentarlo una y otra vez. Luchar y luchar hasta conseguirlo. Y pocos jugadores se rinden sin haberlo conseguido. Esto, trasladado a la vida real, es una actitud muy potente. Como puedes comprobar, no cabe ninguna duda que los videojuegos ofrecen un gran número de experiencias virtuales que nos enseñan valores positivos que pueden llegar tener un gran impacto en nuestra vida diaria.